Uno de los grandes problemas de una chimenea, especialmente para los novatos en esta materia, es encenderla. En este post queremos ofreceros algunas claves para que encender la chimenea sea pan comido, un proceso cómodo y sencillo.
Los expertos en chimeneas y estufas diferencian entre el encendido de arriba hacia abajo (top down), y el de abajo hacia arriba (bottom up). El encendido, por tanto, comienza arriba o debajo. El que va de arriba hacia abajo (top down), es el que produce menos hollín y ceniza, garantiza un mejor suministro de aire y permite que la primera carga de leña dure más.
Un primer encendido exitoso, es decir, que la chimenea se mantenga encendida desde el primer intento, requiere un par de leños grandes, entre ocho y doce piezas de astilla o leña menuda, pastillas de encendido y cerillas.
Aire y leña, el primer paso
El encendido comienza con una etapa de revisión. Si quieres tener fortuna en el proceso, debes comprobar las entradas de aire, cerciorándote de que están completamente abiertas. A continuación, introduce los troncos o leños más grandes, con un grosor de al menos un puño, en la base de la chimenea. Los leños han de estar completamente limpios y secos.
La leña pequeña
Sobre los leños de mayor tamaño, añade una capa de leña o astillas, aunque es mejor si introduces varias capas. El flujo de aire es muy importante en el proceso, de modo que debes dejar un centímetro entre pieza y pieza de leña. Estas astillas no deben ser muy gruesas, pequeño troncos de dos a cuatro centímetros de grosor es lo ideal.
Las pastillas de encendido
Sobre la leña más menuda se colocan las pastillas de encendido. Si no tienes pastillas de encendido las puedes sustituir por papel de periódico, y mejor aún si empleas material ecológico pretratado para encender, las piñas también funcionan muy bien.
El encendido con papel de periódico es muy contaminante y contribuye a la formación de hollín en la chimenea.
El encendido del fuego
La última fase para encender la chimenea es, precisamente, el encendido. Este paso es el más sencillo, basta con encender y apagar la puerta. Algunas estufas necesitan más tiempo que otras para crear un buen tiro, especialmente las chimeneas de ladrillo. Si el tiro no es suficiente, puedes abrir la puerta de la estufa ligeramente hasta que esté caliente.