En el mercado encontramos chimeneas para todos los gustos: de leña, de gas, de pellet, hasta de bioetanos. Una buena chimenea genera mucha sensación de confort en casa y, lo más importante para muchos, ayuda a ahorrar en la factura eléctrica.
Si no sabes por qué tipo de chimenea decantarte, presta atención a los siguientes consejos.
Chimenea de leña para viviendas unifamiliares
La leña es un combustible muy económico y, además, una buena chimenea de leña es muy estética. Son recomendables para casas, viviendas unifamiliares, aunque tienen como aspecto a reseñar que su colocación es más costosa y que la instalación va a depender en gran medida de la estructura del edificio.
Chimenea de gas, las mejores para vivir en un piso
Este tipo de chimeneas se conectan al suministro de gas, no es necesario almacenar combustible y se puede regular el tamaño de las llamas. Son modelos estancos que no requieren salida de humos por la cubierta, sino en la fachada.
Chimenea de pellets, la más ecológica
Son similares a las chimeneas de leña pero con un combustible más eficiente, los pellets. No emiten CO2, lo que la convierte en la opción más sostenible. Los pellets son un tipo de combustible ecológico, pequeños cilindros prensados elaborados a partir de manera residual, serrines y virutas.
Chimenea de bietanol para no generar humos
Las estufas con este combustible no generan humos, solo un mínimo de dióxido de carbono. No necesitan ningún tipo de conducto al exterior. Estas estufas no ofrecen calor residual, su quemador se enfría tan rápido como se calienta.
Parámetros a considerar para seleccionar chimenea
A la hora de instalar una chimenea, además del tipo de combustible, han de tenerse en cuenta otros parámetros. Uno importante es el tipo de licencia. Las de leña, por ejemplo, requieren una licencia de obra menor y consentimiento de la comunidad de propietarios.
La eficiencia energética es otra de esas variables a conocer. En los modelos abiertos, hasta el 70% del calor producido de escapa por la chimenea junto con humos y gases de la combustión. Si el modelo es cerrado, con puerta de cristal, esta eficiencia puede verse incrementada en un 60%.
Un buen modo de mejorar su rendimiento es con la doble cámara. Estos modelos aprovechan los humos de la primera combustión y mejoran la eficiencia en un 85% en las estufas de leña y en un 90% en las de pellets.
Finalmente, la limpieza. Las estufas de leña y de pellets generan más cenizas que las segundas, que ofrecen una combustión mucho más limpia y con menos residuos. Con los modelos de gas y bioetanol no hay que limpiar restos de hollín.